Grazie Signora Presidenta, gracias Señora Presidenta, gracias honorables miembros del Parliamento europeo,
Stéphane [Séjourné], you are right.
Aujourd’hui est un moment très opportun pour discuter [de] comment l’Union européenne est déjà – et peut encore plus devenir – un acteur géopolitique.
Je pense que cette législature va être marquée du point de vue de la politique internationale par deux phrases. La première est celle de la Présidente [de la Commission européenne, Ursula] von der Leyen disant qu’elle voulait une “Commission géopolitique”. Et la deuxième, excusez-moi de dire que c’était la mienne, disant que l’Europe devait apprendre à utiliser le langage du pouvoir.
Les deux choses vont un peu ensemble parce que la géopolitique a beaucoup à voir avec le pouvoir. Mais qu’est-ce que la géopolitique ? Ce mot a été inventé [en quelque sorte] par l’Allemagne nazie.
La géopolitique a été utilisée pour justifier l’expansion vers les “espaces vitaux” dont l’Allemagne avait besoin à sa frontière Est. Puis, c’est devenu une discipline académique [et] maintenant, presque tout est “géopolitique”. On a la “géopolitique” de presque tout, mais pour nous, la géopolitique a à voir avec le pouvoir, c’est à dire la capacité d’agir dans le monde en tenant compte des rapports de forces.
Jusqu’à maintenant, on était une puissance commerciale. Après, on est devenu une puissance économique et technologique. Maintenant, on veut devenir, je veux dire, une puissance ou tout simplement [un] acteur géopolitique. Ça veut dire qu’il faut dépasser justement le rapport économique pour entrer pleinement dans le rapport de pouvoirs.
Je viens de Chine où j’ai essayé de demander à nos amis chinois, à mon ami le ministre [des affaires étrangères de la Chine] Wang Yi qu’il fallait prendre l’Europe au sérieux. Qu’il ne fallait pas nous regarder avec les yeux de celui qui regarde l’allié de quelqu’un d’autre. Qu’on était une puissance autonome, qu’on avait notre propre capacité de réflexion et d’action.
Et je continue en espagnol pour que ça soit plus facile pour moi et surtout pour vous. Je pense qu’on a des interprètes magnifiques qu’il faut utiliser. Je pense que le réveil, el despertar geopolítico de Europa ha sido la guerra de Ucrania.
Cuando, de repente, nos dimos cuenta que teníamos a las puertas de nuestra casa una amenaza militar, existencial, y decidimos algo – de alguna manera, transformador – que fue armar a un país en guerra. En el 2014, cuando Rusia invadió Crimea o se la apropió, los países europeos decidieron no armar a Crimea, perdón, a Ucrania, para hacer frente a la situación en Crimea. Lo decidieron explícitamente. [En] La Conferencia de Seguridad de Múnich, la Canciller Merkel justificó por qué no había que armar a Ucrania para hacer frente a Crimea. Porque no hubiera servido de nada, porque Ucrania hubiera sido incapaz de defenderse y la elección ya estaba consumada. Pero decidimos no armar a Ucrania. Entre la Europa que decide no armar a Ucrania y la Europa que decide hacerlo, hay un cambio cualitativo.
Reconocerán que hay un cambio cualitativo entre “no, no le quiero dar armas” y “sí, se las voy a dar”. Y no solamente voy a pedir que se la den los Estados miembros – que son libres de hacerlo – sino que lo vamos a hacer con recursos comunitarios – no del presupuesto comunitario, pero sí de una comunidad intergubernamental. Y eso ha marcado un antes y un después.
Hay que seguir avanzando en este terreno y los trágicos acontecimientos en Israel y Palestina – de los que hemos estado hablando esta mañana – nos ofrecen una segunda oportunidad para reafirmarnos como un actor geopolítico y participar – e impulsar, más que participar – un proceso que intente poner fin a esta violencia larvada que explota de cuando en cuando.
Hemos de desarrollar una cultura política que nos permita hacer esa potencia geopolítica. Una cultura política que nos haga entender que vivimos en un mundo mucho más conflictivo y peligroso. Cuando presenté el Strategic Compass, utilicé otra frase que marcará esta legislatura: “Europa está en peligro.”, dije. Y algunos me dijeron que era una frase de marketing para llamar la atención sobre el producto que pretendía vender. Nos presenta usted un papel que le llama Strategic Compass y para llamar la atención, nos dice que Europa está en peligro. No se tomaron mucho en serio que lo estuviera hasta que pocos días después estalló la guerra.
Creo que ahora sí, la sociedad europea es consciente de que estamos frente a peligros, que no se pueden resolver con tratados comerciales. Ayer estaba en Sevilla con una reunión de los jefes de Estado mayor de todos los ejércitos europeos. Fíjense: la Europa de la defensa progresa. Ayer, por primera vez hicimos ejercicios militares conjuntos [con] nueve países europeos, entre ellos Francia. Ejercicios militares conjuntos, no en el marco de la OTAN, sino propios de la Unión Europea.
Empezamos a crear una interoperabilidad de nuestras fuerzas – que tardará tiempo en hacerse, pero hemos dado el primer paso. Y reunirse con todos los jefes de Estado Mayor de los ejércitos europeos también es un paso cualitativo importante. Porque aparecemos allí como alguien que con sus capacidades defensivas se preocupa de cómo hacer frente a los desafíos que tenemos, y la lista es larga.
Vamos a empezar por el Sahel, donde nuestra presencia se está reduciendo como una véritable peau de chagrin y donde tenemos que decidir qué hacemos con nuestra presencia: ¿Nos vamos o nos quedamos? Y si nos quedamos, ¿para qué?
Podemos seguir con Ucrania donde Estados Unidos ha votado no continuar con su apoyo presupuestario, lo cual nos coloca en una situación mucho más comprometida. Desde luego, la situación en Gaza, Palestina, los ataques contra Israel – lo voy a repetir mil veces porque parece como si no se me oyera cuando lo digo. Estos ataques terroristas contra Israel demuestran que lo que ha pasado allí es que hemos creído que el problema se resolvía congelándolo. Que los conflictos congelados de algún día se descongelan, como en Nagorno Karabaj donde 150.000 personas han abandonado sus hogares. 150.000 personas se han ido en tres días de sus casas ante el silencio de la comunidad internacional impotente. Y si eso ha pasado en Nagorno Karabaj, ¿por qué no puede pasar en cualquier otro lugar del mundo en cualquier otro momento?
Es el uso de la fuerza del que desgraciadamente está marcando hoy las relaciones internacionales cada vez más.
Y cuando no es la fuerza bruta, es la fuerza de la interdependencia. Es la fuerza de la capacidad de coerción que se tiene con alguien porque dependemos de él. Lo vimos con las vacunas cuando descubrimos que no producíamos paracetamol. Lo vimos con el gas ruso cuando nos damos cuenta de que teníamos una dependencia excesiva. Lo vemos ahora con dependencias críticas de otros minerales.
Esta Europa geopolítica tiene que entender que el mundo es hoy más multipolar y menos multilateral. Y eso es una paradoja. Porque en teoría de juegos, cuantos más jugadores hay, más necesarias son las reglas, de lo contrario, el sistema aumenta su entropía. Es lo que decimos los ingenieros que analizamos sistemas, el sistema es más entrópico porque hay más jugadores y menos reglas. Bien, pues eso es lo que nos pasa a nosotros. Hay cada vez más polos y cada vez menos reglas que los polos respetan para jugar de acuerdo con ellas. Y eso conduce a una multipolaridad desordenada en el que emergen países importantes que no existían cuando se creó este orden internacional porque todavía eran colonias, o tenían una importancia relativa mucho más pequeña. China era el 1% del PIB americano, cuando se inicia la apertura a finales de los 1970. Y hoy es el 80% del PIB americano. Solo esta cifra ya demuestra la trascendental transformación de las relaciones geopolíticas en el mundo. Y la Unión Africana, y la ASEAN están empezando con dinámicas regionales de integración que les permiten hablar con más fuerza que cada Estado en particular, cómo hacemos nosotros.
Estoy volviendo de China, de los diálogos estratégicos para preparar la cumbre [entre la Unión europea y China]. Están ellos celebrando su Belt and Road [Initiative] y nosotros celebraremos pronto nuestro Global Gateway [Fórum]. Son proyectos alternativos – no digamos competitivos, pero así alternativos – a través de los cuales queremos influir en el mundo. Queremos presentar nuestras capacidades porque en el mundo hoy vivimos una batalla de narrativas y de ofertas. Quién cuenta la mejor historia y quién ofrece más a países que están en una posición de ‘switching’ – Un día estoy aquí, otro día estoy allí, depende. Depende de lo que se me ofrezca o depende de lo que esté más de acuerdo con mis intereses o mis valores.
Estamos viendo a Colombia, por ejemplo, expulsando al embajador de Israel. Por poner un ejemplo de que no solo es en el mundo árabe donde las cosas se perciben de una manera que representa una percepción completamente distinta de la realidad.
Y nosotros tenemos que preocuparnos más de qué ofrecemos, cómo nos presentamos [y] de qué manera garantizamos nuestra seguridad. Una seguridad que no es solo militar, pero también militar, que necesita desarrollar más capacidades autónomas. La famosa autonomía estratégica que a veces suena como una expresión tóxica. Es el momento de darle forma y cuerpo, darle contenido, porque necesitamos cortar dependencias excesivas, y ese es el sentido del de-risking. Y aparecer frente al resto del mundo, no solamente como una gran potencia económica, sino también alguien que es capaz de jugar el tablero del poder. Y eso significa tener la capacidad de decidir rápido, más rápido, lo que nos permite la regla de la unanimidad, y de tomar decisiones que comprometen más recursos de los que hoy disponemos.
Nuestra presencia en el Sahel sin duda no ha estado a la altura del desafío que la evolución de esos países representa. Y aunque hemos hecho mucho por Ucrania, nuestras sociedades tienen que estar preparadas, hacer más, y hacer más rápido.
Espero que seamos capaces, porque a mí me gusta hablar de lo concreto, de que en el 2024-2025 esté funcionando la unidad de planificación y control de capacidades militares – no nos atrevemos a llamar de Estado Mayor, pero en el fondo es de lo que es – con sede aquí en Bruselas capaz de conducir operaciones autónomas en medios ambientes hostiles, para defender situaciones en los que seguramente juntos – no seguramente, no, con total certeza – seríamos más efectivos.
Pero con la guerra de Ucrania, primero, y con la situación en Israel, Palestina, el mundo se alinea de una forma multidimensional y poco multilateral. Y en ese terreno hemos de jugar. Y yo les invito a que apoyen el trabajo. Esta mañana he oído a alguien que decía que lo mejor era suspender la existencia del [European] External Action Service [EEAS]. Pues no me parece a la mejor manera de construir una Europa geopolítica, francamente. Me parece la mejor manera de ir en dirección contraria. Pero está claro, y eso va a necesitar un debate, que mi sucesor tendrá que afrontar, que la forma en la que se hace la política exterior común de la Unión Europea tiene que ser revisada, y tiene que ser reforzada.
La política exterior común es la comunalidad, el común denominador de las políticas exteriores de los Estados miembros. Cada uno guarda la suya celosamente, soberanamente. Los Estados miembros de este club son soberanos en su política exterior y de seguridad. Tienen su ejército. Tienen sus intereses políticos y diplomáticos. Y los defienden y hacen bien. A mí me han encargado que busque los elementos comunes entre todos ellos. Alguien tiene que hablar en nombre de todos ellos cuando hay algo común que decir. Y cuando no, pues tenemos que reconocer que no tenemos posición y, por lo tanto, nuestra influencia es escasa.
Tenemos dos polos, el comunitario y el intergubernamental. Tenemos la Comisión [europea] y tenemos el Consejo [europeo]. Y así es la arquitectura de la Europa unida. El polo comunitario administra ciertas competencias. Los Estados son dueños de sus políticas exteriores. Algunas de las competencias comunitarias tienen una dimensión exterior. Cómo hacer compatibles las dimensiones de exteriores de las políticas comunitarias con las políticas nacionales de cada Estado miembro es un rompecabezas que tenemos que articular.
Hay que saber quién puede hablar en nombre de quién. Y quién puede tomar decisiones en nombre de quién.
Eso es el debate que tenemos que hacer. Espero que este debate de hoy sirva para eso.
Muchas gracias.
Link to the video (starting at 10:49): https://audiovisual.ec.europa.eu/en/video/I-247281
Closing remarks
Thank you, Ms President. You were not here when I was speaking in the beginning. I want to present my excuses because I have been talking too long. And thank you to the Presidency for allowing me to take so much time.
In compensation, I am going to be very short, so that I can save now the time that I spent in excess during my first introduction. Among other things, because there are not many members [of Parliament] here ready to receive an answer to the many questions that you have been raising. And secondly because it would be impossible to try to answer in a coherent manner to almost 70 interventions from the honourable members [of the European Parliament].
One thing is important. We have to continue talking about what kind of role Europe wants to play. “Can” [and] “will”, they are two different things. But, in any case, you have to put together our ambitions and our capacities because one’s strategy is not to express wishful thinking about what one would like to do, but it is the relationship between your purposes and your capacities.
This is a strategy: what do you have, what you want to do, and what are your capacities. And this is what we have to continue working on.
[It is] impossible to try to answer to all of you but I think I took good note of your comments, and this will be an inspiring force to continue working on building the geopolitical Europe that we need.
Europe will be geopolitical, or it will not be.
Thank you.
Link to the video: https://audiovisual.ec.europa.eu/en/video/I-247283